Al momento de elegir radiadores para calefaccionar tu hogar, es habitual enfrentarse a la decisión entre radiadores bimetálicos o radiadores de aluminio. Ambos tipos tienen sus características particulares y ventajas que pueden adaptarse mejor a ciertos proyectos o necesidades específicas. Aquí te explicamos las diferencias clave.
Ventajas:
Mayor resistencia a la presión: Gracias a su núcleo de acero, soportan presiones más altas, ideales para edificios altos o sistemas centrales de calefacción.
Resistencia a la corrosión: El núcleo de acero protegido con aluminio reduce significativamente el riesgo de corrosión, aumentando su durabilidad.
Versatilidad: Funcionan bien con distintos tipos de sistemas y calderas, asegurando un buen rendimiento en diversas condiciones.
Desventajas:
Costo inicial inferior: Su precio inicial es generalmente más bajo que el de los radiadores de aluminio.
Ventajas:
Alta conductividad térmica: El aluminio es excelente conductor térmico, proporcionando un calentamiento rápido y eficiente del ambiente.
Ligereza: Son más livianos, lo que facilita su instalación y manejo.
Mayor costo inicial: Generalmente tienen un precio más alto que los radiadores bimetálicos.
Diseño atractivo: Suelen ofrecer diseños más variados y modernos, adaptándose mejor a distintos estilos decorativos.
Desventajas:
Menor resistencia a la presión: El aluminio es menos resistente a altas presiones, lo que limita su uso en instalaciones con sistemas centrales o edificios altos.
Sensibilidad a la corrosión: Pueden presentar problemas si la calidad del agua es deficiente, necesitando agua tratada.
Si tu instalación requiere resistencia a presiones elevadas y mayor durabilidad, los radiadores bimetálicos son la opción ideal.
Por otro lado, si buscas una solución con rápida respuesta térmica y diseño moderno para viviendas de presión moderada y agua tratada, los radiadores de aluminio serán una excelente elección.
La decisión dependerá de tu instalación, presupuesto y preferencias específicas.